viernes, 12 de abril de 2013

La Catedral de la fe

A solo 20 km de la desquiciada urbe de Madrid, en Mejorada del Campo, un pequeño pueblo  tradicionalmente dedicado a los cultivos de secano, se levanta una obra única en el mundo, única por ser el sueño materializado a golpe de voluntad e imaginación de un solo hombre, dirigido sin duda por una fe de las que sí mueven montañas.

Fachada principal

Interior de la catedral
Residiendo bastante cerca, en Getafe, y conociendo la existencia de esta singular catedral, he pospuesto la visita por una cosa u otra durante años, hasta que me presenté allí, una fría y luminosa mañana, acompañada por una amiga. Aunque había visto fotos del monumento no estaba preparada para la impresión que me causó. ¡La madre de Dios! Nos quedamos boquiabiertas al contemplar la fachada. ¿Esto lo ha levantado un solo hombre? Y cuando entramos ese hombre, de 87 años cumplidos, seguía allí, al pie del cañón, encaramado en lo alto del ábside.

Desde 1962, Justo Gallego lleva realizando una catedral él solo,  sin ayuda,  y con materiales de desecho en unas tierras heredadas. Es un verdadero compendio del reciclaje: bidones para el encofrado de las columnas, ladrillos abandonados por defectuosos, neumáticos para dar forma a los arcos. Sin conocimientos previos de arquitectura, Don Justo  nunca usó planos, los tenía en su cabeza y construye según su imaginación, tal y como relata en una entrevista:

Don Justo en plena faena
- “Sí. He ido haciendo en ella lo que me gustaba. Me he inspirado en la cúpula de San Francisco el Grande, en los castillos, con sus aleros y almenas, en el edificio que está entre Alcalá y Gran Vía... Y en cada cosa hermosa que he visto. Todo lo he plasmado”. 
- No hubo dibujos ni esbozos previos.
- “Nada. Estaba en mi mente. Con su planta de cruz latina y muchas arcadas y ventanales. Esto es filigrana, para que entre la luz. ¿Quién quiere oscuridad sepultada entre muros?”

Cripta
La catedral está consagrada a Nuestra Señora del Pilar, a pesar de que la Iglesia católica no reconoce el edificio. Y en el pueblo las opiniones son dispares; hay incluso arquitectos que ven lógico demolerla. ¿Qué opinaría de esto el señor Norman Foster, cuya cúpula del Reichstag en Berlín es una maravilla de la moderna arquitectura? Seguro que se rasgaba las vestiduras ante tamaña muestra de estulticia. Porque el afamado arquitecto debió quedar estupefacto al contemplar in situ la obra, ya que declaró: “Es lo más impresionante que he visto nunca”. Incluso el MoMA de Nueva York le dedicó una exposición fotográfica sobre nueva arquitectura.

 En la actualidad el edificio sigue en construcción, alcanzando la cúpula los 40 metros de altura desde el suelo, y las torres los 60. La iglesia, de 60 metros de longitud, incluye tribuna, claustro, cripta, numerosas torres. Don Justo tiene ayuda desde hace tiempo para los trabajos más duros, pero está claro que no abandonará mientras su pequeño y enjuto cuerpo aguante: "Ya estoy mayor y todos los años cojo algún resfriado malo pero, mientras la salud me lo permita, subiré cada día a la obra para trabajar”. Y en cuanto a ayudas económicas, solo recibe las donaciones que los visitantes tienen a bien hacer. A este respecto Justo se lió la manta en la cabeza en 2005 y grabó una campaña publicitaria de la conocida bebida “Aquarius”, que además de fama le supuso un ingreso de 30.000 euros, gracias al cual las obras avanzaron bastante.

El recorrido por este monumento en obras es, por fortuna, libre, y puedes ir a tu aire. Un cartel lo indica claramente: "La visita a la catedral es libre, no somos responsables de posibles accidentes". De modo que con mucha tranquilidad, y prácticamente en soledad, pues a esa hora apenas había visitantes, entramos, subimos, bajamos y nos colamos por todos los sitios, fijándonos mucho en los detalles.

Rosetón de la fachada principal
En la fachada principal nos llamó la atención el rosetón, con sus círculos de colores, dentro de los que se distinguían diversos modelos de chrismón, y una figura humana que parecía envuelta en un manto. ¿La Virgen?. Otros dos rosetones menores mostraban un motivo repetido en la decoración: unas franjas a modo de rayos que confluían en el centro, ocupado por el símbolo del Cordero Místico. Tres ventanales en la parte superior mostraban de un modo explícito la dualidad: los dos laterales con una cruz y las palabras “bueno” el derecho y “malo” el izquierdo. El central con la palabra “inri” y una imagen que no he podido dilucidar. En la parte inferior dos árboles ¿El Arbol del Conocimiento y el Arbol de la Vida?.

Terraza

En la catedral no solo abundan los motivos circulares a modo de mandalas, semejando  “ruedas solares” que evocan al Cristo como mito solar, sino que apenas hay líneas rectas. Mesas circulares sobre un pié esférico se encuentran en el transepto y la cripta. Y los colores rojo y amarillo predominan sobre todos los demás. Apenas llevábamos un rato deambulando por la parte exterior cuando nos dimos cuenta de la sensación de paz que ambas sentíamos. La energía del lugar es poderosa y sin duda muy positiva, y te hace sentir genial. Esa energía que se encuentra en determinados lugares y es percibida por las personas y hasta por los animales. Como en una catedral gótica, Don Justo trata de conseguir la mayor luminosidad abriendo arcos, tragaluces y todos los recursos arquitectónicos que canalizan luz. Esta obra “ancla Luz”, me dijo mi amiga.

Ya dentro del recinto subí al ábside para manifestar a Justo mi admiración.
- ¡Esto es admirable Don Justo, magnífico!
- Es bonito, si.
- Más que eso, tiene una energía especial, te transmite paz.
- Si, es armonía. 

La luz entra a raudales por todo el edificio
 Invitamos a Don Justo a tomar un café y charlar, pero él declinó la invitación. Tiene que estar ahí, al pié del cañón, pero nos aceptó que le lleváramos uno. Cuando regresé con el café ya estaba el hombre subido a un andamio. Me pidió que se lo dejara a un lado para tomarlo después de comer. ¿No se quedará frío? No, tengo un hornillo para calentarlo. Y es que desde el amanecer hasta que cae la tarde no abandona su obra, con 88 años que va a cumplir el hombre. ¿No es un verdadero milagro?.





martes, 31 de julio de 2012

Las Merindades, cuna de Castilla

Al Norte de Burgos, limitando con Euskadi y Cantabria, se encuentra la comarca de las Merindades. La razón por la que creo que es poco conocida a pesar de su gran interés, tanto desde el punto de vista histórico y artístico como de la belleza natural, es que queda a trasmano de las rutas más transitadas. Hay que ir allí ex profeso, y a fe que merece la pena ir. La razón que me llevó a elegir esta ruta es la de mi admirado Juan G. Atienza, cuya Guía de la España Mágica incluye las rutas que voy a comentar. No hay mejor autor para descubrir los detalles ocultos que no aparecen en las guías turísticas. Buscar estos "tesoros escondidos" ha sido siempre un acicate para mí, y espero que también lo sea para los viajeros curiosos.
Puente sobre el río Ebro en el desfiladero de Los Hocinos
Salimos desde Burgos en dirección a Santander. Pasado el pueblo de Sotopalacios, bien conocido por sus famosas morcillas, encontramos la desviación hacia Villarcayo. Poco a poco subimos la meseta y nos encontramos en el Páramo burgalés, tan duro y árido que no es de extrañar que las afamadas brujas del pueblo de Cernégula quisieran abandonar aquél infierno helado a lomos de sus escobas. Tras atravesar este desierto de piedra llegamos al puerto de la Mazorra, que prácticamente bajamos, tan alta es la meseta castellana. Aunque la cota más alta son 1000m, el puerto es impresionante. Parece que atravesemos el Despeñaperros, con tanta curva, y la belleza del paisaje nos distrae peligrosamente del asunto de conducir. Abajo divisamos una torre medieval, y su inserción en el naciente verdor del paisaje nos recuerda al telón de fondo de una película de caballería. Valdenoceda nos recibe principiando la comarca de las Merindades.
Canecillo de la iglesia de Incinillas.
Siguiendo la carretera a Villarcayo, cruzamos un puente sobre el Ebro, cuyo curso seguimos un rato en el Desfiladero de los Hocinos. Llegamos a Incinillas, y nos detenemos a ver su pequeña iglesia románica. Los canecillos, especialmente el "Tyrion Lannister" como llamo al de la foto, son bien curiosos. Más adelante, desde Villalaín, podemos desviarnos para ver la Iglesia renacentista de Bisjueces. Los legendarios jueces castellanos, fueron según dice la leyenda los antepasados de Fernán González, primer Conde de Castilla. Y, representados en la fachada, muestran rasgos orientales,el turbante de uno de ellos-, o iniciáticos, la rodilla derecha desnuda de otro, que resultan curiosos y nos remiten al sentido esotérico de las fraternidades de constructores. 

Pasando Villarcayo, capital de las Merindades, tomamos la carretera que sube a Espinosa de los Monteros y nos detenemos en el pueblo de Butrera. La iglesia románica tiene elementos curiosos como pocos. A la derecha de la fachada podemos ver un relieve con Adán y Eva frente al Arbol del Conocimiento. Lo más llamativo es una ventana cuyas con columnas a ambos lados rematadas por extraños rostros humanos. En el arco superior diez caras rodeadas por lo que parecen serpientes nos dejan perplejos. ¿Qué quería el autor representar?.
Monumento natural de Ojo Guareña

Más adelante, en la Merindad de Sotoscueva, llegamos al monumento natural de Ojo Guareña, complejo kárstico de singular belleza, y en el que se encuentran kilómetros de galerías subterráneas, parte de las cuales han sido utilizadas desde épocas primitivas, como atestigüan los grabados dejados hace milenios. Las leyendas populares hablan de hombres perdidos en su interior, singularmente de un príncipe perseguido que se refugió allí. Y al parecer son ciertos, pues se han encontrado restos de un hombre cubierto con una coraza céltica que bien pudo ser un personaje principal.
Ermita de San Tirso y San Bartolomé.
Actualmente solo se puede visitar una pequeñísima parte de la cueva, la que se encuentra junto a la ermita rupestre de San Tirso y San Bartolomé. En ella se pueden ver los profundos silos preparados por los lugareños para guardar el grano. La ermita es una de las entradas otrora de la cueva, y ahora es la salida del recorrido fijado. San Tirso no es un santo reconocido por la Iglesia, aún a pesar de ello la ermita preside el pequeño altar en el ábside del la ermita. El santo lleva una sierra, uno de los útiles de su martirio, el cual se representa en diferentes "viñetas" rupestres en el interior de la oquedad en que se inserta la ermita. No muy lejos de allí en un hermoso paraje lleno de verdor, se encuentra el Ojo Guareña o Sumidero del río Guareña, por el que éste desaparece bajo tierra a causa de la erosión sobre la roca caliza. 
Continuamos por la carretera que nos lleva a Espinosa de los Monteros, con su hermosa plaza porticada en la que un mercadillo local ofrece viandas de la tierra: vino clarete, morcillas de Burgos, miel, quesos... En su horno de pan "La dolce vita" se pueden degustar excelentes dulces caseros que hacen honor a su nombre.
Seguimos adelante, pues nuestra meta es el Valle de Losa, al nordeste de las Merindades. El paisaje sigue siendo bellísimo, mezcla de la mano del hombre, trigales rodeados de arbolado, y de la naturaleza kárstika del lugar, que da origen a mesetas y cañones singulares. En este hermoso valle se encuentra la ermita románica de San Pantaleón de Losa, que constituye nuestra próxima visita.
Vista del Valle de Losa desde San Pantaleón

Portada de San Pantaleón de Losa
La ermita se encuentra en lo alto de un rocallón, que bien parece la proa de un gigantesco barco, al que hay que subir rodeando la ladera de la roca. Un pastor me sale al paso deseando entablar conversación. Sube bien ligero para los 83 años que dice tener, y me cuenta, además de anécdotas de la posguerra, los usos curativos de una losa de piedra que se encuentra dentro de la ermita, que las mujeres rascaban y mezclaban con agua para obtener un mejunje al parecer milagroso. Por fin tras subir la última pendiente llego a la ermita. Un joven guía me sale al paso para mostrármela, pues, por fortuna, está abierta. Dentro se encuentra, en efecto, la parte superior de un sarcófago que es el que usaban las mujeres para obtener su medicina. Pero lo verdaderamente sorprendente de esta ermita se encuentra fuera. La portada, por ejemplo, está presidida a la izquierda por un hombre barbado, Sansón o un atlante, que en todo caso parece sujetar el peso de la ermita. Y a la derecha, sin guardar simetría alguna, una especie de "rayo" sube por la columna hasta llegar a un capitel en el que unos hombres viajan en una gran barca. ¿El arca de Noé?. 

Pero lo más curioso de la portada son los extraños hombrecillos que parecen integrados en las arquivoltas de piedra, asomando solo la cabeza y las piernas, como si estuvieran emparedados. También pueden verse en un ventanal lateral, como el mostrado a la izquierda. Podemos ver también en los capiteles cabezas de dragones y máscaras hieráticas. Pero basta teclear San Pantaleón de Losa en las Imágenes de Google para tener más detalles de esta sorprendente ermita, cuya visita bien merece un viaje a Las Merindades de Castilla.

Vista de la parte posterior de San Pantaleón de Losa